2020
A veces me aturde estarme callada, con tantos pensamientos en mi cabeza. Así que lentamente he empezado a escribir mis pensamientos. Soy muy intensa, después de todo es algo que simplemente necesito. Me agrada estar tecleando, me siento como una pianista. Apenas comienza el día, cuando estoy vestida y con mi té en las manos, empiezo mi melodía invisible de teclas y más teclas y mi compañera sonríe a medias, como la monalisa, entonces yo sé que le gusta. ¿Qué quiero hacer? Tumbar mis huesos en un pastal. Sí, que me piquen moscos y me muerdan arañas, y que una revolución de cucarrones se acomode sobre los límites de mi cuerpo. Quiero tumbar mis huesos en un pastal. Ver el cielo que nunca me dice nada en palabras. Interpretar las canciones que el viento compone. Y luego quiero que mis manos no se despeguen del teclado y que mis ojos no dejen de verlas mientras presionan tantos y tantos botones como una pianista. No veo otra forma de hacer esto que irme lejos. Me asomo a la ventana y